Alexander Tyler era un inglés. A él se le atribuye una interesante frase relativa a la democracia, que supuestamente pronunció cuando los Estados Unidos se independizaron como una república democrática.
La frase es la siguiente:
Una democracia es siempre temporal por naturaleza; simplemente no puede existir como una forma permanente de gobierno. Una democracia seguirá existiendo hasta el momento en que los votantes descubran que pueden votarse para sí mismos generosos regalos del tesoro público. A partir de ese momento, la mayoría siempre vota a los candidatos que prometen más beneficios del erario público, con el resultado de que toda democracia acabará por derrumbarse debido a una política fiscal poco rigurosa, siguiendo siempre sigue una dictadura.
El punto de inflexión de Tyler
En virtud de esa frase de Alexander Tyler, no es difícil imaginar que existe en todas las democracias un punto de inflexión, un momento en el que la situación es irrecuperable.
El punto de inflexión se alcanza cuando las personas que perciben rentas del estado son más numerosas que las personas que las pagan. Esto puede darse temporalmente, porque la parte que se quita a cada uno de los que paga es mayor que la parte que se da a cada uno de los que la recibe.
En ese momento, el número de votos de personas que se favorecen con la extracción de los recursos de los demás es superior al de personas perjudicadas, así que las personas que reciben siempre impondrán su mayoría.
Aunque este sistema sería democráticamente sostenible, porque siempre se podría seguir votando así, no es económicamente posible. Al final la minoría exprimida no podrá aportar todo lo que necesita la masa siempre sedienta de beneficios, y el sistema se vendrá abajo.