Cualquier persona que ame la libertad odiará el comunismo, odiará el nazismo y odiará las restricciones que los gobiernos actuales imponen cada vez más a los ciudadanos.
Pero ¿cuál es el elemento común de todas estas ideologías?
Lo común a todas las dictaduras modernas
Lo que caracteriza a las ideologías totalitarias es el deseo de concentrar todo el poder en el gobierno.
Esa concentración de poder lleva a otras consecuencias, que a su vez producen una mayor concentración de poder:
- Se dejan de respetar los derechos individuales ( que son un límite para el poder del gobierno).
- Se pervierten las instituciones ( que tienen una función de control de los excesos del gobierno).
- Desaparece la libertad de prensa bien por amenaza o por soborno( cuya función debería ser denunciar los excesos del poder ).
- Se establece un sistema en el que los buenos ciudadanos son recompensados y los malos ciudadanos castigados, convirtiendo así a los ciudadanos en vigilantes del sistema.
- Se pervierte la función de los cuerpos de seguridad, que ya no persiguen el crimen sino la disidencia.
- Las empresas y medios de producción pasan a estar en total sintonía con las consignas del poder, bien porque son controladas por el Estado ( como en la URSS), bien porque forman parte de la estructura de poder ( como en la Italia fascista) o bien porque los dirigen las mismas personas que buscan los mismos objetivos (las sociedades occidentales con el poder globalista).
- Se demoniza el pensamiento independiente y más aun su manifestación.
- Se controlan las acciones de los ciudadanos hasta el detalle más ínfimo. Eso hace que el ciudadano siempre esté a la defensiva y criminalizado, porque todo ciudadano ha incumplido algo y siente que puede ser perseguido por el Estado.
- Se crea un enemigo externo, bien un pueblo ( el judío en los nazis), un sistema ( el capitalismo para el comunismo) o un peligro ( el coronavirus en las “democracias” occidentales.
Cómo parar un estado totalitario
Parar un estado totalitario es muy complicado. Y según se va extendiendo el poder del Estado es cada vez más difícil la resistencia. En ocasiones el fin viene por la intervención de un Estado extranjero. En otras por la crisis económica que produce la corrupción brutal que suele conllevar un sistema así. Otras veces el poder está tan concentrado en un solo individuo que su caída arrastra la del sistema, aunque cada vez más los estados totalitarios han encontrado la forma de conseguir que la desaparición del líder no lleve a la desaparición del sistema (Corea del Norte, Cuba).
El cientifismo moderno
La versión más moderna del totalitarismo se basa en la ciencia. No porque tenga en cuenta lo que la ciencia real afirme, sino porque se escuda en la excusa de una supuesta ciencia que no admite contradicción para imponer toda clase de restricciones a las libertades.
La ciencia puede ser la economía (la necesidad de dar estímulos para salir de la crisis), sanitaria ( hay que limitar los movimientos para evitar el contagio), climática ( se restrigen las libertades para evitar una supuesta catástrofe. En todos los casos hay un supuesto peligro que se exagera para crear una situación excepcional que permite limitar la libertad de los ciudadanos. Se suele afirmar que las limitaciones son temporales para tranquilizar a la población, pero las medidas suelen prolongarse en el tiempo y hacerse cada vez más asfixiante.
Cómo reaccionar ante el estado totalitario
La actuación ante el Estado totalitario tiene que ser siempre la resistencia. Resistencia abierta mientras se pueda hacer, resistencia encubierta cuando ya el poder del Estado no admita oposición directa. Luchar contra cualquier circunstancia que aumente el poder del gobierno y disminuya las libertades del ciudadano. Estar alerta ante cualquier situación de excepcionalidad, porque la excepción es la puerta de entrada para la dictadura.