Tanto las mujeres como los hombres muestran un doble rasero a la hora de evaluar la moralidad de las relaciones extramatrimoniales, juzgando con más dureza la infidelidad masculina que la femenina, aunque el doble rasero es algo mayor entre las mujeres. El 70% de las mujeres afirman que un hombre casado que tiene una aventura es siempre moralmente incorrecto, mientras que son menos (56%) las que dicen lo mismo cuando las mujeres casadas tienen relaciones fuera de su matrimonio. El género desempeña un papel más modesto entre los hombres a la hora de juzgar la moralidad de la infidelidad conyugal. El 53% de los hombres dice que siempre es moralmente incorrecto que una mujer tenga una aventura, mientras que el 61% dice lo mismo de los hombres.
El grado en que las mujeres juzgan el comportamiento de las mujeres y los hombres casados varía significativamente según la raza. Existe una enorme brecha en las opiniones de los hombres y mujeres hispanos. Casi tres cuartas partes (73%) de las mujeres hispanas creen que un hombre que tiene una aventura siempre está mal, mientras que algo más de la mitad (53%) de los hombres hispanos están de acuerdo. Por el contrario, las mujeres negras valoran la moralidad de la infidelidad conyugal casi por igual si la comete un hombre o una mujer (65% frente a 63%).
También surgen diferencias en función del nivel educativo. Ningún grupo de mujeres es más indulgente con la infidelidad conyugal que las que tienen estudios superiores. Menos de la mitad (45%) de las mujeres que tienen un título superior dicen que siempre está mal que las mujeres cometan adulterio. Por el contrario, el 61% de las mujeres que no tienen más que estudios secundarios dicen que es moralmente incorrecto independientemente de las circunstancias.
También existe una notable diferencia de edad. Casi tres cuartas partes (73%) de las mujeres jóvenes dicen que siempre es moralmente incorrecto que un hombre tenga una aventura, mientras que sólo la mitad (51%) dice lo mismo de una mujer. El doble rasero entre las mujeres mayores no es tan grande. Sesenta y nueve por ciento de las mujeres mayores dicen que siempre está mal que un hombre casado tenga una aventura, mientras que seis de cada diez dicen que siempre está mal que lo haga una mujer.
Estos resultados no contradicen investigaciones anteriores que han identificado un doble rasero en la forma en que la sociedad estadounidense ve la sexualidad de la mujer, pero sí sugieren que nuestros juicios morales están a menudo condicionados de formas que no siempre podemos predecir.